A la Caza de la Sombra

La noche en Chicago se extendía como un manto os-curo, salpicada de luces parpadeantes que trataban de desafiar la negrura. La lluvia caía a cántaros, crean-do un telón sonoro que ocultaba los susurros de los secretos más oscuros de la ciudad. Era un ambiente familiar para Jhak Smith Callahan, quien observaba desde la ventana de su pequeña oficina en el tercer piso de un edificio de ladrillo desgastado. En el aire había un sabor a peligro que nunca había logrado ignorar, un sentimiento que había aprendido a reco-nocer en su tiempo como policía.

Callahan había abandonado la fuerza tras un escán-dalo que lo dejó marcado. La vida de un expolicía no era fácil, especialmente en una ciudad donde los fan-tasmas del pasado nunca se alejaban del todo. Sin embargo, había encontrado una forma de subsistir como detective privado. Con su sombrero de ala an-cha y su impermeable desgastado, se sentía como un anacronismo, un héroe de una era que ya no existía. Aun así, continuaba, enfrentándose a las sombras que otros preferían ignorar.

La noche se tornó más oscura cuando su teléfono sonó. Callahan miró el aparato, sabiendo que no sería una llamada cualquiera. A menudo, las llamadas de su viejo círculo traían más problemas de los que va-lían la pena, pero no podía evitarlo; estaba programa-do para seguir adelante, incluso cuando el sentido común le decía que se detuviera.

-¿Callahan? -dijo una voz al otro lado de la línea, con un tono que irradiaba urgencia.

Callahan se sentó, apoyando los codos sobre el escri-torio, sus sentidos agudizándose. La voz le era fami-liar, pero no podía colocarla de inmediato.

-¿Quién habla? -preguntó, su tono firme.

-No hay tiempo para presentaciones. Escucha. Están buscando a Johnny Ross.

El nombre cayó como una bomba en el silencio de la habitación. Johnny Ross era un nombre que evocaba recuerdos oscuros. Había sido un criminal escurridizo, un maestro del engaño que había logrado evadir la justicia, b leer todo...